Es natural. Apruebo o Rechazo. O lo uno o lo otro. Enten – Ellar. El quid del asunto no es entender las motivaciones del apruebo: veamos la segunda de las opciones porque implica resistencia al cambio. Dejando a un lado el estrés natural por la probable, muy probable, mudanza de constitución, cuesta entender el apego fanático a la Carta Magna impuesta en dictadura y alambicada en las democracias de financiamiento SQM posteriores a la caída, vía plebiscito, de Daniel López, o lo que es igual, Augusto Pinochet. Entonces, claro, surgen campañas del terror donde se explica que una nueva Constitución no va arreglar ni una lavadora ni una secadora, ni mucho menos un motor o el pestillo de una reluciente ventana de corredera. Es muy probable que el “apruebo” arrastre consigo horribles consecuencias para el Hombre entregado a los vicios de la modernidad, como desprendimiento de córneas, gota, fallo del sistema linfático, impotencia, los dolorosos y punzantes várices. A las mujeres se le ensancharán las caderas aún antes de poder consumar su primera relación sexual. Doncellas, cortesanas y debutantes perderán el sentido de la vista, gusto y olfato. Todo a la vez.
Pero estamos en Democracia y cada quien es libre de si Apruebo o Rechazo. Apruebo o Rechazo, cada quien es libre de votar lo que quiere ser. Sin embargo…
… Sin embargo el otro día caminaba por Providencia buscando un lugar donde sentarme a comer y leer un libro, cuando ¡zaz! me topo con una manifestación del Rechazo. Sábado tipo 12:30. Pensaba que no las había, que eran mito urbano, que se reducían a la sección “Comentarios” en Emol y los videos de Fernando Villegas. En mi círculo de amigos y conocidos casi todo el mundo (cuico, no cuico, pobre, ricachón, ilustrado, medio porro) votará Apruebo y el sentido común más elemental indica que las simpatías de la Derecha dura y la Derecha blanda también debieran orientarse hacia esa dirección, lo más probable que hasta Convención Constituyente a fin de estimular la metástasis de sus huestes y la famosa agenda valórica. Por otro lado, las campañas. Dios: son patéticas. Evangélicos haciendo apologías a la divinidad o spots de televisión tan requete malos que es imposible tomarlos en serio. Uno piensa: los están sacando por cumplir, es absurdo creer que detrás de esta porquería halla la más mínima inteligencia. De hecho, no la hay, ni una pizca. Cero.
Desde el confinamiento uno solo puede especular, obvio, y tengo varios conocidos que piensan que quienes salen a manifestarse por el Rechazo deben, seguro que sí, lucir como las viejas cuicas de falso Chanel que dramatizó Andrés Wood en Machuca. Por eso hablan de “Estos cuicos culeados” o “Quieren mantener todo para las cinco familias”, “ellos y sus privilegios”. Yo iba caminando por Avenida Providencia, entre la terraza del Lomit’s y Avenida Pedro de Valdivia, y lo que vi no tenía mucho nivel de elegancia haute couture, sofisticación o pretensiones dehesianas como ingenuamente sostienen algunos.
El calor ya se asoma tímidamente por entremedio de las rosas, las ligustrinas y fragantísimos matorrales de las bonitas casas patricias donde ahora hay importadoras de estufas eléctricas, alguna embajada, consultas dentales. Antes del advenimiento de la estructura de hormigón celular armado Enaco de Lo Barnechea y el reinado de Presidente Riesco (altura Club de Golf), en esa parte de Providencia vivían achoclonados los clanes pitucos “del austero y republicano país de antaño” para quienes fue redactada la Constitución que un grupo dice defender con la propia vida. Ellos quieren al Carabinero, a la pistola, solidarizan con Paz en la Araucanía. Incluso se declaran fanáticos de Donald Trump. Aunque Donald Trump no los quiera a ellos. Aunque Donald Trump ni siquiera sepa que existan.
Ábrase entonces la vereda peatonal que cobija a transeúntes, algunos vendedores ambulantes y a jóvenes macilentos de enormes mochilas anaranjadas acarreando comida tailandesa caliente. La protesta del Rechazo ocupa la atención MAYÚSCULA de los improvisados palcos. Sacamos los prismáticos.
Es como el circo Alondra, pero en lugar de pumas han puesto güiñas sumamente bien amaestradas. Obedecen de forma ciega a todo cuánto les es exigido a punta de gritos y patadas, lo hacen de inmediato o incluso antes. Les encanta someterse a un viejo, conocido y duro tratamiento. Jamás de los jamases quemarían una iglesia como lo hace “el Rojelio” pero muertos hubo en dictadura “¿y qué?” preguntan al aire, “si total hubo muertos por ambos lados ¿Solo los comunistas tienen Derechos Humanos?”. El aire no responde.
Lo primero que se oye: “fachos culiaos”, “hijos de la perra bastarda” a lo que uno del grupo carnavalero fascista (viste camiseta de logo “Il Duce”) contesta con movimientos de karate, manotazos al aire e invisibles linchacos porque si algo tienen las manifestaciones del Rechazo es que son profundamente pacíficas. No obstante las esvásticas, Schutzstaffel, Wehrmacht, Vuestros Nombres Valientes Soldados, y en el medio de todo, harto “querimos”, “los vimos”, “dentrar”, “psicoseados”, “losotros”.
¿Y dónde están las supuestas señoras pitucas del New Look 1947? ¿Los señores de traje a la medida Cubillos? ¿Los vestidos vaporosos de telas importadas de los Click? Porque para ser honesto, encontré bien ordinaria la famosa marcha. Empezando por una activa y evitable presencia omnipresente del piñén, especialmente en la zona del cuello. Jóvenes obesos mórbidos vistiendo pantalones talla 30 comprados en la ropa usada (o bien robados por la “pareja” de profesión mechera) a fin de recrear la impresión estética del nacionalsocialismo, de grandes y morenas cabezas, marchando junto al emprendedor que iracundo reniega del “deconstruccionismo” valórico de la nueva sociedad, en directa oposición al espíritu de empresario libre que le meten en la cabeza “al hijo” que está “en la Adolfo” que él se puede permitir gracias a la venta de basura reciclable por toneladas. Todo en él huele a desperdicios que pueden transformarse en sartenes u ollas, elija. Es una verdadera lástima que el comunismo se haya apropiado de esos artefactos tan queridos y caseros para ejecutar perversos cacerolazos de corte marxista.
De vez en cuando surge una pelea con los transeúntes, pero son rápidamente apaciguadas. Por mucha piedra que tiren algunos lesos en la Plaza, no existe comparación a nivel simbólico con la violencia de estos grupos que odian absolutamente todo: mapuches, lesbianas, homosexuales, abortos, mariguana, inmigrantes, educación y salud gratuitas. Y lo peor es que han tenido ley, voz, razón y voto desde 1980 y todavía se quejan y rasgan vestiduras. Sí se solidarizan hasta hacer rechinar los dientes con todos y cada uno de los miembros de la reluciente junta del gobierno militar, que sólo la relativización valórica del comunismo de Aylwin o Lagos mancilló so pretexto de “velar” por los famosos “derechos humanos” fundamentales. Porque los Derechos Humanos, según grita una señora de blusa bordada y cartera de la última colección Secret by Saxoline (ella se la puede pagar en cuotas gracias al crecimiento económico del país), existen, al parecer, solo para “los rojelios y la Vallejo, que maneja un Audi”. La manifestación reúne a dos géneros, hombres y mujeres, bien definidos. A varios los une un amor inconmensurable e incomprensible por Donald Trump. Ninguno es norteamericano. Una lucha común entre los sexos. Nunca antes en estos grupos las mujeres se habían igualado tanto a los hombres… en cuestión de gritar la palabra Rechazo. Una vez cerradas las urnas ellas volverán a sus menjunjes de la cocina y el hombre volverá a sus vinos, ni la patria es capaz de privarlo de sus vicios jejeje.
Mujeres
Jóvenes sí, viejas también. Había de todo. Un poco. A diferencia de las manifestaciones a favor del apruebo cuyos números el Gobierno debe calcular a la baja (según Palacio la talla XL es en realidad XS), aquí se veía poca gente. Las mujeres de este grupo se identifican con el sexo e identidad de género que les fueron asignados al nacer, de modo que la imposición de ideas siniestras vinculadas a la construcción de identidades o la performance a la que hacía referencia Simone de Beauvoir “No se nace mujer, se llega a serlo” son ideas completamente descabelladas, impensables, un escenario imposible. Y todavía nos lo quieren imponer mediante una constitución, se quejaba a voz en cuello una muchacha veinteañera de orientación skinhead que viene directo desde la periferia de la capital imperial del Reino de Chile que no tiene misericordia a la hora de poner a cada quien en su sitio, incluida ella. No importa, porque ella está convencida que gracias al legado de Pinochet a ella y sus 4 niños mimados les ha ido bastante bien en la vida, fíjate tú. Porque Chile es el país más bonito del mundo, con la montaña más importante de todos los tiempos y la bandera ídem que incluso ganó un concurso internacional de banderas donde además se distribuyeron premios.
Si nos detenemos en la ideología, un gran número piensa que el uso de mascarillas en el contexto de la Pandemia es un complot en contra de las libertades individuales. La OMS es una pérfida organización de izquierda dura. Lo mismo el INDH, Amnistía Internacional, y qué decir de Iguales, una total y absoluta basura. Siguen el programa de YouTube de Patricia Maldonado y Catalina Pulido donde a menudo, aparte de temas femeninos, también se entrevista a otra de sus ídolas, Tere Marinovic.
“Decimos Rechazo porque nos oponemos a la toma del país por parte de fuerzas opresoras. ¿Acaso una nueva constitución me va a pagar la cuota del auto? ¿La cuota del televisor? ¿La cuota del secador de pelo? ¿La nueva constitución me va a repactar la deuda de la luz, el agua, el TV cable y el internet? Yo estoy feliz con todo lo que he logrado en la vida tras años de duro esfuerzo y sacrificio. Uno de mis pasatiempos predilectos, ojalá lo escuchen señores reyes de la destrucción de este país precioso que Dios nos ha dado, es sentarme a ver la tele en el living, hace poco pude vitrificarles las tablas al piso, desde donde se puede comer directamente de lo limpio que está. ¿Eso lo puedo lograr con una constitución marxista? ¿A ver? Porque como dice la Doctora Cordero, este país está lleno de Derechos, pero ningún deber. Y las mujeres de mi familia somos decentes y muy limpias, y a menudo imagino un mundo mejor donde las mujeres sean verdaderamente femeninas y muy limpias. Yo no quiero que todo este esfuerzo se vaya a la Conchinchina por culpa del PC y su política del terror que se opone a mi emprendimiento. Apuesto que quienes quieren Apruebo ni siquiera han leído la Constitución, contrario a mí, que voto Rechazo y no he leído la Constitución”.
Hombres
En este grupo variopinto donde el sobrepeso y el hálito alcohólico se imponen con letras MAYÚSCULAS existe una tendencia casi natural a la violencia, controlada como el Arthur’s Seat de Edimburgo, pero de oscuro pasado, al fin y al cabo. Varios fueron activistas de la organización de Derechos Humanos Patria y Libertad. Del grupo de manifestantes compuestos por ellos y ellas, son los únicos que escupen al suelo, gritan consignas nacionalsocialistas y a la menor provocación abandonan sus puestos para ir a ofrecer combos. Me salvé jabonado de una improbable golpiza, porque en realidad hablan mucho y hacen poco. Se dicen admiradores profundos y convencidos de la moral de Donald Trump, por lo que se oponen a esa tontera del discurso “políticamente correcto” que ha permeado la política y que ha abierto la puerta para que las verdades se oculten y se promueva un discurso amistoso busca votos. Huelga decir que el lenguaje inclusivo les da nauseas. Ellos son quienes instruyeron a sus mujeres en las auténticas verdades que hacen que la vida valga la pena ser vivida.
Si nos detenemos en el aspecto, el grupo se divide en dos: los disfrazados a la usanza militar y los viejos de bluyín y polera Kenneth Stevens metida dentro. Creen que tener una camioneta doble cabina es lo más alto a lo que puede aspirar un hombre y es común oírlos proferir ruidos de motor con la boca, porque a veces no les alcanza para comprar un auto, que en caso de tenerlo, varios ponen a disposición de Uber. Hasta el gremio de taxistas cedió frente a la arremetida neoliberal de las aplicaciones y que los empujó aún más a la precariedad, de la cual ellos están profundamente agradecidos. El Estado Subsidiario para ellos es el paraíso en la Tierra, el Edén, aunque tampoco sepan realmente qué significa. Gritan y tocan silbatos. Un americano les gritó “fuck you ass holes” al tiempo que izaban orgullosos una bandera de Donald Trump. Mentecatos.
Una buena amiga me dijo que frente a la destrucción del Patrimonio durante la conmemoración del 18 de Octubre estaba pensando si votar o no Apruebo. La idea del Rechazo ya no le parecía tan insólita. Es verdad, las protestas de ese día volvieron a ser violentas y me trajeron el recuerdo de mi antiguo barrio que abandoné por la imposibilidad de llevar una vida normal en un lugar totalmente sitiado por Fuerzas Especiales y Manifestantes. Todos los días desde el 18 de Octubre. Solo la pandemia permitió que pudiera tomar mis cosas e irme lejos. Las protestas del Rechazo son pacíficas porque son escasamente concurridas y más allá de lo risible, la gente convocada siente algo de temor y algo parecido al recato. Se les ve en la cara. Si la opción personal da tanta vergüenza: cuestiónela. Una Carta Fundamental no arregla el motor de un auto como estúpidamente explican en los delirantes spots del Rechazo, pero ofrece las garantías necesarias para por fin empezar a soñar realmente con el país que verdaderamente queremos y no el que un grupo de élite quiere que también queramos. Yo voto apruebo. Sin destruir una planta, sin buscar ayuda para arreglar el motor de mi refrigerador que con el cambio de casa se anduvo atrofiando más de la cuenta.
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