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  • Writer's pictureAnibal Venegas

Trucos para mejorar la rutina de running

La frase del poeta Juvenal “Mente sana en Cuerpo Sano” (Mens sana in corpore sano) implica la necesaria integridad física a fin de garantizar la esencial integridad intelectual. Al fin y al cabo, nadie quiere ir por la vida haciendo el papel de imbécil. Esto lo entendían muy bien los griegos, quienes veían el cultivo del cuerpo y de la razón como algo obvio. No en vano nos heredaron los Juegos Olímpicos y sí, quizá su legado en epigrafía y escultura da cuenta de una quimera que tal vez no logró materializarse nunca, sin embargo, al menos se promovía la idea. Como siempre, es más fácil decirlo que hacerlo, y no lo sabré yo, que tuve que cambiarme de país, cultura y continente para transformar mi rutina VITAL dándole la vuelta en 180°. Inicios del 2012: obeso, malos hábitos alimenticios, dos paquetes de cigarrillos al día y la cúspide de todo, un ataque de pánico que me vino de la nada ¡zaz! la horrible alza de presión al borde del accidente cardiovascular y un desmayo en la cocina, porque simplemente mi organismo ya no aguantó. Lo estaba hiper explotando. El cambio vino, sí, y costó mucho, también, sin embargo, lo que rescato de la experiencia no es “sigue exactamente mis pasos” porque eso implicaría traspasar una práctica personalísima y encima cara (bastante cara) y de eso hay bastante en YouTube e internet. Pienso que puedo dar algunos consejos prácticos para quienes necesitan alimentar la voluntad, ponerse las zapatillas y salir a correr. ¿Hay otros métodos aparte de correr? Efectivamente, pero yo me centraré en el que practivo, conozco y sobre el que he meditado durante años.


Quienes siguen mi blog saben que es una página de viajes y que empezó con la narración –que aún no concluye– de mi viaje por el sudeste asiático donde no sólo alimenté el alma y el espíritu sino además perdí más de 30 kilos, lo que me transformó en un joven objetivamente Delgado desde el ideal físico occidental. Es imposible bajar de peso únicamente a través del ejercicio o apegado a una severa y estricta dieta: debe haber una necesaria complementariedad entre ambas prácticas, sana y sostenible en el tiempo. Típicamente los resultados más visibles en el corto plazo son los que incitan a dejar de comer, las llamadas “Dietas Crash”, en lugar de vincularse crítica e intelectualmente con los alimentos, redundando en el clásico y repetido “efecto rebote”. Porque es absurdo estar comiendo lechugas toda una vida, a no ser que esa vida quiera verse extendida por pocos años. La idea es vivir, ¿no? Y con alta calidad y por mucho tiempo. Mezclando una dieta balanceada con una rutina diaria de ejercicio físico me ha permitido alcanzar y conservar un peso saludable, estados de ánimo prudentes y porque no decirlo, cuotas de buenos momentos, comodidad y felicidad que antes desconocía. Dada mi formación académica –filósofo experto en el mundo clásico– no puedo dar recomendaciones ni guías médicas ni planes o rutinas de ejercicio específicos. Por lo tanto, mi primer tip es visitar al nutriólogo y a profesionales del área del deporte. Respecto a esto último quisiera derribar un mito: no, el deporte no es para gente “tonta” y “hueca” y los profesionales del área no son promotores de la vanidad por encima del intelecto. Simplemente dan las indicaciones necesarias para cuidar nuestro organismo y de la mano del profesional de la ciencia médica que ayude a establecer el régimen alimentario óptimo.


Entonces ¿Qué? ¿No tengo opinión? Claro que sí. En mi caso la práctica física perfecta es el trote o running que con la ayuda de especialistas he podido perfeccionar y amoldar a mi estructura física redundando en mi inteligencia. Otra vez: mente sana en cuerpo sano. Pero tampoco daré consejos sobre dónde y cómo correr. Si lo tuyo es correr, sigue leyendo, porque lo que sí haré es desplegar los tips que me han permitido rendir satisfactoriamente durante mi rutina venciendo el miedo, la falta de voluntad y porqué no decirlo, el aburrimiento. Porque para el o la que nunca lo ha hecho, correr puede resultar un auténtico martirio, una dosis a la vena de hastío. ¿Qué van a decir de mí en la calle? ¿Cómo aguantaré los 10 kilómetros que me está recomendando el profesor del gimnasio? ¿Qué haré para mantener la concentración? ¿Y si choco con alguien y me voy de bruces al suelo? Tengo las piernas demasiado juntas ¿Cómo evitaré las heridas?


Ok, comencemos por el principio.


El cuidado de las tetillas


Las tetillas (pezones masculinos) constituyen un foco de atención especial cuando nos largamos a correr, porque a varios nos causa dolor, sino sangramiento, su roce constante contra la camiseta mientras vamos dando zancadas. En mi caso visto camisetas ultra ligeras marca Asics –las mejores y de más larga duración– que, a pesar de su extraordinaria calidad, contribuyen al escozor inexorable de las tetillas, lo que no solo reporta dolor inmediato y que puede durar días, sino además pone en peligro la zona. Justificación perfecta para abandonar el deporte. ¿Solución? Parches. Pero no cualquiera sirve y yo los he probado TODOS. Cuando empecé a correr usaba una bolsa de basura debajo de la camiseta y no para cuidarme el pecho, sino para sudar más. Cabeza de chorlito. El día en que me la quité y salí a correr sin ella… demonios, ¡Qué dolor! Pero la solución es práctica y tiene nombre: Nexcare. La lógica indica que los “resistentes al agua” son los mejores. Error. Se despegan a mitad de camino. Sólo hay dos variedades objetivamente útiles: los Nexcare “Impermeables” y los Nexcare “Ultra Delgados”. Los primeros son magníficos y sólo necesitamos uno para cubrir el pezón: retirarlos no duele en lo absoluto (en el caso de tener pelos en la piel) y resisten sudores del tipo “corriendo por el Kalahari”. Pero son difíciles de conseguir, al menos en las farmacias y supermercados chilenos: sin ir más lejos, los que yo tengo, los compré en una CVS de Estados Unidos. Los segundos, en cambio, los venden en todos lados. No son tan resistentes como los “Impermeables” de modo que es necesario poner dos por tetilla formando una suerte de “cruz”. No se despegan con nada, incluso para los corredores peludos. Tampoco se notan a través de la camiseta. Mucho menos irritan la piel. El único “But” es que su uso constante deja una marca en la zona, pero… nuevo tip: cada vez que los usen, luego de correr, después del stretching y una vez en la ducha, lavar la zona con el Gel de Rostro y Cuerpo (Gel moussant visage et corps) de laboratorios Ducray. Son para el control de “acné” pero a mi me limpian el área impidiendo marcas para lucir el torso sin ningún pudor en la playa y encima suavizan la piel.



Música ¿Sólo Música? Nope.


¿Ya nos quitamos de la cabeza la idea que correr y hacer deporte es para tontos? Ok, bien, aplausos. Pero hay más: lo podemos transformar en un ejercicio intelectual per se. Quienes vivimos en la Ciudad y la conocemos de memoria –aunque corriendo siempre se descubren novedades, árboles, caminos, senderos– no nos podemos contentar con una mera playlist de Spotify repleta de canciones favoritas. En mi caso, oír música “por si solo” no sirve para impulsar las piernas y alimentar la voluntad. He aquí mi método reñido un poco con los “derechos de autor”, pero que da resultados impactantes. Busco en YouTube un video favorito, por ejemplo, la inauguración de los Juegos Olímpicos de Vancouver año 2010, me lo aprendo hasta el más mínimo detalle, descargo la música en iTunes o directamente desde YouTube, lo instalo en mi lista de reproducción, y así, al tiempo que voy corriendo, reproduzco mentalmente lo aprendido. Sin darme cuenta el otro día completé 25 kilómetros ¡10 adicionales a mi rutina! ¿La novedad? En este caso fue un concierto de Patti Smith que vi en Dinamarca hace unos años. El poder de la memoria, la retención visual y la música repercuten positiva y directamente en la performance. Y ayudan a fortalecer las estructuras cognitivas. Porque hay días en los que quiero recrear mentalmente el Réquiem de Mozart dirigido por Karl Bohm, los 24 preludios de Chopin por Maurizio Pollini o el Concierto de Schumann en La Mayor opus 54 en versión Martha Argerich. A veces una rutina de Stand Up Comedy o lecturas de Martha Nussbaum. Aprender filosofía mientras se corre. Es decir, mente sana en cuerpo sano at its best! PD: música con volumen moderado, siempre. No queremos volvernos sordos ni desprendernos de lo que está ocurriendo a nuestro alrededor. Porque no todos los automovilistas respetan las señales del tránsito ni los ciclistas el uso de las veredas que es exclusivo para peatones…


Mi playlist de hoy incluyó:






iPod o Mp3. Nada de Smartphone


La gente sale a correr con el teléfono en el brazo. Se detienen cada 10 minutos para revisar Telegram o WhatsApp o en el peor de los casos, Facebook, Instagram o… ¡Bloomberg! La excusa siempre es la misma: Si me pasa algo puedo llamar en caso de emergencia. Esto lo justifico únicamente para quienes se van de la Ciudad y se internan en el bosque, pero ni en esa instancia lo haría porque nunca, jamás de los jamases, saldría a correr solo fuera del límite urbano. En la Ciudad hay gente de sobra y sus respectivos teléfonos. Por lo tanto, no es un buen argumento. Hace algún tiempo, mientras corría, tuve un accidente: pisé un fierro y el fondo de una botella de vidrio. Ambos atravesaron la zapatilla y me provocaron una herida abierta que me hizo sangrar hasta el desmayo. Pedí ayuda a un transeúnte y me asistió inmediatamente. En menos de un minuto ya había llamado a la ambulancia y algún miembro de mi familia, todo bien, fuera el peligro. Lo único malo fue la compra de zapatillas nuevas…. pero, en fin, gajes del oficio. Por favor, correr es un ejercicio de dominación, el mundo no se detendrá si dejo el teléfono en casa. Y el “Airplane Mode” no sirve para quienes tenemos poca fuerza de voluntad…



Vacunas al día


A propósito del accidente citado en el punto anterior, una vez revisada la herida en la planta del pie –que sanó en el mínimo tiempo– supe que estaba todo en óptimas condiciones porque estoy vacunado contra el Tétano y la Rabia, entre otras enfermedades. En las ciudades latinoamericanas los perros callejeros son un problema al que los corredores tenemos que hacer frente ya que los amigos caninos se empecinan en perseguir nuestras piernas sudorosas, especialmente Vainilla, una perra enorme que vive en el Parque frente a mi departamento. Gracias a las vacunas reduzco el riesgo de contraer enfermedades y por lo tanto el peligro constante de la exposición de mis extremidades a las vicisitudes del mundo urbano del cual formo parte. Consejo para corredores neuróticos como yo que además viajan por el mundo de forma no-esporádica.


Mini kit de emergencia


Primero, aclarar la necesidad imperiosa de salir a correr única y exclusivamente con pantalones que tengan bolsillo trasero con cierre eclair. Habiendo dicho esto, en mi caso, cojo una bolsa tipo Ziploc –típicamente me duran un año, sí, un año– y guardo: la copia más ligera de las llaves de mi departamento, documento de identificación en desuso por fecha de vencimiento, una tarjeta plastificada con mi dirección, lista de alergias y tres números de contacto, un repuesto de parches Nexcare (no todo es infalible) y una cantidad de dinero que me permita comprar agua en caso de necesidad y un viaje en Metro o Subte. Todo eso no debe superar el largo y ancho de una tarjeta de crédito y debe ir bien cerrado para que no penetre el sudor, y guardado en el bolsillo trasero. De ahí también la revisión periódica de los pantalones, que en cualquier caso, mantienen su integridad al llevar las llaves dentro de la bolsa y no directamente en el bolsillo de poliéster ya que pueden romper las costuras. Esta recomendación es de vital importancia. La idea es correr respetando los discos pare y los semáforos (DETESTO los corredores que cruzan sin la debida precaución), pero siempre puede ocurrir un percance ¿Queremos ingresar a la sala de urgencias como NN? Por ningún motivo.


Próximamente publicaré más tips además de una entrada con los consejos para el cuidado de la piel post-running y por supuesto, mi método para no solo resistir sino disfrutar de la fácilmente describible y difícilmente practicable plank o plancha. ¿Cuáles son los tuyos? ¡Compartamos el conocimiento y salgamos a correr!

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